LA FATIGA EN LOS CONDUCTORES PROFESIONALES Y CÓMO EVITARLA

¿Has sentido alguna vez cansancio durante la conducción de un vehículo? ¿Te ha sorprendido la somnolencia durante un largo viaje?. La fatiga es un mecanismo regulador “de alarma” del organismo que indica la pérdida de recursos (energía) por debajo de un umbral y la necesidad de recuperarlos mediante el descanso.

Esta condición reduce varias de las capacidades de la persona, como la atención, la alerta, la capacidad de tomar decisiones, la memoria y la concentración entre otras. Existe una estrecha relación entre las funciones requeridas para la conducción y aquellas que se deterioran por la presencia de fatiga, por lo que su presencia se asocia a accidentabilidad.

Según la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), la fatiga es uno de los principales enemigos de los conductores profesionales y, como tal, es una de las consecuencias más comunes como causa de los accidentes de tránsito en el mundo. Evitarla es fácil y esencial para la seguridad de las y los conductores profesionales.

¿Por qué surge la fatiga?

Desde la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) determinaron una serie de causas de la fatiga al conducir.

.- Dormir pocas horas.

.- Sueño no reparador.

.- Fumar y beber en exceso.

.- Mantenerse en mal estado físico.

.- Mal uso de medicamentos.

.- Uso excesivo de televisor o computador.

.- Comer comida pesada antes de conducir.

.- Conducir muchas horas y sin descansos.

.- Mala postura al conducir.

.- Velocidad excesiva.

Ahora todos esos factores se ven potenciados si al conducir y especialmente en largos trayectos, no se consideran los siguientes aspectos.

.- Ambiente del vehículo (temperatura, renovación, aire interior).

.- Presionar al conductor por llegar a destino.

.- Incluir trabajo físico exigente antes de conducir.

.- Turnos de trabajo irregulares.

En cuanto a los síntomas a los que se debe estar atentos y que evidencian la fatiga al conducir están los siguientes:

.- Movimientos lentos o torpes.

.- Visión borrosa o doble.

.- Dificultad para concentrarse o permanecer alerta.

.- Sorpresa ante los acontecimientos habituales del tránsito. Por ejemplo un frenazo ante una señal de pare o semáforo al reconocerlo en el último momento.

.- Dificultad para recordar cómo se ha alcanzado la localización actual.

.- Dificultad para mantener una trayectoria recta.

.- Frecuentes invasiones de la calzada contraria o conducir por el centro de la carretera.

.- Falta de interés y desgano intelectual.

.- Bostezos frecuentes.

.- Sensación de frío y sequedad en la boca.

.- Pesadez en los párpados.

.- Velocidad irregular.

.- Desorientación.

.- “Cabeceo”.

Ante estos síntomas es mejor detenerse y descansar. Según informaron desde la ACHS es importante no auto-medicarse; conducir los tiempos adecuados y con velocidades permitidas y sobre todo prudentes; evitar la deshidratación; beber agua permanentemente; evitar posturas incómodas al volante y ocupar ropa holgada y cómoda para conducir.

A ello se suma dormir entre siete u ocho horas diarias; evitar música relajante mientras conduce; comer liviano antes de iniciar la conducción; realizar algún ejercicio en forma periódica; lavarse con agua fría para despejarse; mójese sobre todo la cabeza y los brazos y mantener una temperatura y ventilación agradable en la cabina.