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El comercio mundial en tiempos de crisis

El comercio mundial en tiempos de crisis

Los últimos tres años han sido críticos para el comercio mundial. El Covid-19 en una primera etapa, provocó que en mayo del año 2022 el volumen del comercio mundial de bienes cayera un 17,7% con respecto al mismo mes de 2019. La caída en los primeros cinco meses del año fue generalizada y  afectó especialmente a las exportaciones de los Estados Unidos, el Japón y la Unión Europea.

Qué decir de Latinoamérica. Hubo escases de productos, pérdidas de empleos y una crisis que aún causa problemas. A pesar de todo, esos inconvenientes, el comercio mundial y la logística demostraron una resiliencia importante, ya que a pesar de todos los problemas la actividad económica nunca se detuvo…

De hecho, la logística fue y ha sido fundamental para el arribo de vacunas contra el Covid-19 a diversas latitudes del mundo. Claro, las complejidades se mantienen. La invasión Rusa a Ucrania complicó todo, cosa que sumado a los atochamientos en importantes puertos y el alza de los fletes, mantienen a la economía mundial en vilo.

Es más,  la desaceleración  mundial prácticamente es un hecho debido al aumento de tasas de interés de Estados Unidos y diversos países europeos. La inflación no da tregua y las expectativas económicas no son buenas para el año 2023.

Lo que viene

Según las últimas cifras del Organización Mundial de Comercio (OMC) prevé que el comercio mundial perderá impulso en el segundo semestre de 2022 y mantendrá un ritmo bajo en 2023, debido a las numerosas perturbaciones que afectan a la economía mundial.

Los economistas de la OMC pronostican ahora que los volúmenes del comercio mundial de mercancías crecerán un 3,5% en 2022, ligeramente por encima del 3,0% previsto en abril. No obstante, para 2023, prevén un aumento del 1,0%, lo que representa una brusca caída respecto del 3,4% previsto anteriormente.

La demanda de importaciones se atenuará porque el crecimiento se desacelerará en las principales economías por diferentes razones. En Europa, los elevados precios de la energía provocados por la guerra entre Rusia y Ucrania harán disminuir los gastos de los hogares y elevarán los costos de manufactura.

En los Estados Unidos, el endurecimiento de la política monetaria afectará al gasto sensible a los intereses en esferas tales como la vivienda, el sector del automóvil y la inversión fija. China sigue lidiando con brotes de COVID-19 y perturbaciones en la producción, sumadas a una débil demanda externa.

Según la Organización Mundial de Comercio (OMC) si se cumplen las previsiones actuales, el crecimiento del comercio sufrirá una brusca desaceleración pero seguirá siendo positivo en 2023. Cabe señalar que debido a la reorientación de la política monetaria de las economías avanzadas y la naturaleza imprevisible de la guerra entre Rusia y Ucrania, el pronóstico viene acompañado de un alto grado de incertidumbre. Sólo América del Sur registrará un crecimiento de 1,6%.

Los riegos para la economía mundial

Los riesgos que afectan a la economía mundial son numerosos y están interrelacionados. Los principales bancos centrales ya están aumentando los tipos de interés en un intento por contener la inflación, pero un endurecimiento excesivo podría desencadenar una recesión en algunos países, lo cual afectaría negativamente a las importaciones.

Por otro lado, los bancos centrales podrían no hacer lo suficiente para reducir la inflación, lo que posiblemente requeriría intervenciones más enérgicas en el futuro. Los tipos de interés elevados en las economías avanzadas podrían provocar una fuga de capitales de las economías emergentes, lo cual perturbaría las corrientes financieras mundiales, según la OMC.

La intensificación de la guerra entre Rusia y Ucrania también podría socavar la confianza de las empresas y los consumidores y desestabilizar la economía mundial. Un riesgo que se está subestimando sería la desconexión de las principales economías de las cadenas de suministro mundiales. Esto agravaría la escasez de oferta a corto plazo y reduciría la productividad a largo plazo.

Son tiempos difíciles y en ellos la logística seguirá jugando un papel de altísimo nivel. En el caso de Latinoamérica lo harán las empresas de transporte terrestre. Los camiones mueven la carga en Sudamérica y su rol tal como en toda esta pandemia será trascendental.